Esta entrada es muy especial. Nuria es clienta nuestra desde hace años. Se puso en contacto con nosotros para participar en el blog. Siempre pedimos a nuestros clientes que sean ellos los que expliquen su trabajo pero ella fue muy muy escueta en su presentación. Le pedimos que hablara un poco más de su historia para que la gente le pudiera conocer. No esperábamos una historia tan triste y llena de amor. Con su permiso, creemos que es importante conocer lo que hay detrás de su trabajo y nadie mejor que ella para explicarlo

Me llamo Nuria. Elaboro collares, arneses, correas, llaveros, neceseres, alpargatas, etc hay una gran variedad de artículos para ti y para tus peludos, muchísimas telas para que puedas elegir tanto para él como para tí.

Todo empezó en un parque de perros. Hablando con una chica la dije que iba a intentar hacer el collar de mi galgo porque eran carísimos. Llegué a casa y así lo hice, al día siguiente lo enseñé en el parque y la gente me empezó a pedir. Me metí en el garaje de mi casa con una máquina de coser para iniciación a la costura y me lié a ello.

Cuando mi hijo Víctor me veía me decía que tenía que venderlos, que tenía que emprender y empecé a ponerme en contacto con protectoras. Ellas me pedían arneses, abrigos, correas etc, pues bien compré un modelo de cada cosa para saber cómo iba y a raíz de ahí fui sacando mis propios modelos. Mi hijo iba presumiendo y a todo el mundo le enseñaba mis cosas e incluso cuando él se iba de vacaciones me llamaba y me decía "mamá he visto un puesto de collares pero lo tuyo mola más" y eso me animaba a seguir creando cosas y además se vendían porque eran originales. Él entraba al garaje todos los días para verme.

El día que mi hijo murió desayunó conmigo y me habían llegado nuevas telas y le dije Victor cual elijes para nuestros perros y lo hizo. Esa misma mañana me dijo que tenía sueño y que se iba a tumbar un rato, y ese rato..... murió. Desde entonces solo hice los collares que él eligió para los perros y algún compromiso, pero no tenía fuerza para seguir, me metía en el garaje y al ver que él no entraba no podía seguir. Quité todo recogí y lo aparqué. Un día leyendo sus whatsapp vi uno que me recordó lo que a él le gustaba y que íbamos a ir esa misma semana a enterarnos de como gestionar este proyecto. Al cabo de un año pisé fondo muy fondo y vi la cara de miedo de mis otros tres hijos a perder a su madre. Volví a sacar todo pero está vez en el salón en medio de todos porque en el garaje no podía, y bueno comencé de nuevo y creando más cosas. Y todo por Victor, mi Victor, el capricho de mamá. Eso es todo, una historia muy triste, pero es mi historia y cada día que pasa es más duro y más difícil. Mi hijo era, es y será el polvorilla.

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